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La cordillera central de Puerto Rico alberga cientos de espacios naturales cuya belleza es incomparable. Muchos de estos ecosistemas, por suerte, han sido conservados en su estado natural. Sin embargo, existen otros, como el Cañón San Cristóbal, que han sido alterados por el hombre y guardan una gran historia en sus profundidades. Este tesoro escondido entre las montañas de los pueblos de Barranquitas y Aibonito es, sin duda, una de las áreas naturales de mayor valor ecológico en la Isla. Esto se debe a su extensión, a su caudal, a la biodiversidad que allí reside y a su interesante historia. El Cañón San Cristóbal es canal del Río Usabón y se extiende, aproximadamente, por nueve kilómetros; su profundidad se acerca a los 500 pies. Cuenta con fallas geológicas que provocan accidentes geográficos conocidos como cascadas o “saltos”. Entre estos se destacan La niebla, La cabra y Velo de novia, llamado así debido a que la cascada se viste de color banco cuando las corrientes son fuertes.
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Precisamente en Velo de novia comienza la historia de El Cañón San Cristóbal como vertedero de los municipios aledaños. Hace varias décadas atrás, se podían observar camiones depositando basura desde la cima del salto al fondo del cañón. Además de esto, el Cañón San Cristóbal también se vio afectado por la deforestación. Desde hace un tiempo, estas prácticas cesaron y el exótico lugar ha sido protegido por el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico. También, grupos ambientalistas y comunitarios han reunido esfuerzos, como realizar siembras de árboles nativos en las distintas veredas que dan hacia el fondo del cañón. A pesar de estas iniciativas, las corrientes fluviales continúan arrastrando basura desde las áreas cercanas.
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Sus grandiosas vistas y paisajes, así como las distintas especies de plantas y animales endémicos que residen allí, hacen de este lugar uno atractivo e interesante. Entre estas especies se pueden mencionar aves como el martinete, el guaraguao, el múcaro de Puerto Rico, el san pedrito, el zorzal pardo, la reinita común y el comeñame. Además, es notable la presencia de diferentes tipos de reptiles, anfibios, antrópodos e insectos. Entre estos los más destacados lo son el lagartijo común, el sapo concho común, la araña dorada, el milpiés, el coquí churí y la libélula roja. Por otra parte, la flora del cañón es muy variada. Entre las especies que pueden encontrar están distintos tipos de helechos, higuillo, achiote, hortiga, sanguinaria, entre otras.
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Es importante reconocer la importancia que poseen ecosistemas como el Cañón San Cristóbal, ya que son únicos en su categoría. La oportunidad de estar inmerso en este lugar y poder apreciar su esplendor se convierte en una experiencia inolvidable. La paz y tranquilidad que brinda es ideal para meditar y explorar la naturaleza. El acceso al Cañón San Cristóbal es posible mediante reservación a través del Fideicomiso de Conservación y su nueva unidad Para la Naturaleza. Sin embargo, existen veredas y miradores que permiten apreciar el hábitat natural sin estar inmersos en él.
Como llegar:
Información tomada de: cienciapr.org
Fuente Original: Diálogo digital
Por: Deborah A. Rodríguez Díaz
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